Dante Quinterno nació en Buenos Aires el 26 de octubre de 1909. Era proveniente de una familia numerosa: su padre, Martín Quinterno, su madre, Laura Raffo, y sus tres hermanas, Celia, Luisa y Laura. Su abuelo paterno, Pedro, era de origen piamontés y se había instalado en la zona de San Vicente, donde adquirió chacras para dedicarse al cultivo y comercialización de frutales. A los catorce años publicó sus primeros tres dibujos en la sección de lectores de Páginas de Columba. Con el germen de su trazo dinámico y costumbrista, las ilustraciones enfocaban la hazaña boxística del argentino Luis Angel Firpo (“El Toro Salvaje de las Pampas”), que con una trompada había logrado tirar a su contrincante, el norteamericano Jack Dempsey, fuera del ring. |
Por el año 1924, mientras cursaba estudios secundarios en el Colegio Nacional Bernardino Rivadavia de Buenos Aires, Quinterno se inició como ayudante de uno de los más grandes y famosos dibujantes humorísticos del momento, Diógenes “Mono” Taborda; y poco más tarde empezó a colaborar con Arturo Lanteri, pionero de la historieta local. Ese año comenzó a enviar sus dibujos a diferentes diarios porteños. Paralelamente, se dedicó a la práctica del boxeo y del remo. El 29 de julio de 1925 hizo su debut profesional como dibujante con la tira "Panitruco" (click aquí), la cual era guionizada por Carlos Leroy. "Panitruco" fue publicada en las páginas de "El Suplemento". Casi inmediatamente, le siguieron "Andanzas y desventuras de Manolo Quaranta" (1925) para "La Novela semanal" (click aquí), "Don Fermín" (imagen de la derecha, año 1926), que más tarde pasaría a llamarse "Don Fierro", en "Mundo Argentino", y "Un porteño optimista" (año 1927), que sería rebautizada "Las aventuras de Don Gil Contento", para el popularísimo diario "Crítica". En 1928 gana un concurso de historietas (en forma compartida) en la revista "Caras y Caretas" (click aquí). |
El 19 de octubre de 1928, en el diario "Crítica", y como personaje secundario de la tira Aventuras de Don Gil Contento, apareció por primera vez Patoruzú (dibujo de la izquierda). Originalmente llamado "Curugua-Curiguagüigua", ese mismo día se le cambió el nombre por el popular "Patoruzú". Después de viajar a Estados Unidos en 1933 y contactarse con los Estudios Disney, llegó la consagración de Quinterno: en noviembre de 1936, apareció el primer número de la revista "Patoruzú", que agotó en pocas horas los 100.000 ejemplares. En 1938, se casó con Rosa Schiaffino, con quien tuvo tres hijos: Dante, Walter y Mónica. Posteriormente, sus dibujos formaron parte del séptimo arte: el 20 de noviembre de 1942, se estrenó en el cine Ambassador -el mismo día que una obra clave del cine nacional, "La guerra gaucha"-, el corto de 15 minutos Upa en apuros, que fue el primer dibujo animado argentino en colores. A partir de los años cincuenta dio un giro significativo a su vida. Empezó a adquirir campos en las zonas de Cañuelas, Coronel Brandsen y Trenque Lauquen, convirtiéndose paulatinamente en productor ganadero y forestal, razón por la cual fundó la revista especializada Dinámica Rural. Entre 1956 y 1957, se abocó a construir un modelo de auto deportivo, casi idéntico a aquellos que suele conducir otro de sus hijos preferidos, Isidoro Cañones. En octubre de 1968, en la celebración de la Bienal Mundial de la Historieta, llevada a cabo en Buenos Aires, Quinterno se opuso terminantemente al uso de la imagen del indio en los afiches promocionales. Portador de un perfil bajo, Quinterno declaró en un reportaje publicado en octubre de 1931 a la revista "Aconcagua" lo siguiente: "Encontré a Patoruzú después de haber estudiado la psicología de los indios que sobreviven en el país, y me interesó especialmente el más bonachón e ingenuo. Pero es la auténtica personificación del valor, simboliza cuanto de excelso puede contener el alma humana, y en él se conjugan todas las virtudes inalcanzables para el común de los mortales. Es el hombre perfecto dentro de la imperfección humana". |
Multimillonario, con el tiempo Quinterno se alejó del dibujo aunque siempre controló con mano de hierro la producción de las historietas y sus contenidos. En 1996 fue condecorado con la Medalla de oro de la Cámara de Diputados de la Nación (por su trayectoria), y en 1999 fue distinguido por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. En la actualidad, la empresa familiar abarca, además del terreno editorial y la explotación comercial de la marca Patoruzú en nuevos soportes tecnológicos, las telecomunicaciones y el comercio exterior. Dante Quinterno falleció, a la edad de 93 años, el día Miércoles 14 de mayo de 2003. En Octubre de 2003 se realizó una exposición retrospectiva de su obra en el Centro Cultural Recoleta (Bs. As.). |
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Cuando guionistas y dibujantes empezaron a colaborar
en la editorial para hacer las historietas de Patoruzú, Quinterno
les entregó por escrito un extenso y minucioso perfil del personaje, una
especie de decálogo del que no podían apartarse ni un milímetro. Estas
fueron algunas de sus instrucciones:
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"Patoruzú es el hombre perfecto,
dentro de la imperfección humana, o sea que configura el ser ideal que
todos quisiéramos ser. La bondad de este indio noble puede alcanzar limites
insospechados, pero no confundamos su credulidad y su ingenuidad con la
necedad del lelo. Generoso hasta el asombro, su inmensa fortuna es, antes
que suya, de todo aquel que la necesite. Patoruzú
sale invariablemente en defensa del débil y por una causa noble se juega
integro, sin retaceos. Impulsivo y arrollados, no mide los riesgos que
pueda correr su integridad física, como tampoco repara en las trampas
que puedan tenderle la serie de truhanes que le salen al paso. Patoruzú
es un hombre puro, simple y sencillo; sobrio, estoico, buen creyente y,
aunque seguro de sí mismo, sumamente modesto. Es extrovertido y de una
aguda sensibilidad, dentro de su marcado carácter masculino. Sin necesidad
de caer en lo "sexy", Patoruzú no debe permanecer marginado de la relación
normal hombre-mujer. Cuando lo requiera la exigencia argumental, Patoruzú
se revelará ante el lector como permeable al atractivo femenino y, si
su impulso es conducirse de acuerdo a su sexo, su complejo de fealdad
física y su pudor ante el sexo opuesto le impondrán cierto freno a sus
exteriorizaciones amorosas lo que, bien manejado, puede dar lugar a incidencias
humorísticas. Estas situaciones deberán ser tratadas por el guionista
con tacto y buen gusto. A propósito del poder sobrehumano del indio Patoruzú, este emana de una misteriosa fuente de energía que proviene de lo más recóndito de sus orígenes. Es como si toda la enigmática fuerza de su raza, de sus antepasados, acudiera en su auxilio cuando necesita de esa arrolladora energía para hacer triunfar el bien sobre el mal. En el fondo,
su condición de imbatible no es más que un símbolo, si se quiere, esotérico y mítico. Patoruzú traspone las fronteras de lo humano para transformarse en un símbolo del bien, Sin embargo se recomienda al guionista no abusar de los recursos inverosímiles, esto podría con el tiempo, ir alejando al lector del clima de realismo que en lo posible debe vivir cuando lee nuestras historietas. En consecuencia, fuera de esta facultad de poder sobrenatural, la que será manejada discrecionalmente, Patoruzú debe ser considerado como un ser absolutamente normal". |
Además
de lo indicado en el escrito, Dante Quinterno les entregó unas
indicaciones para el estilo del dibujo, las cuales se pueden observar
haciendo click
aquí.
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Le gustaba el perfil bajo, su último reportaje data
del año 1931 (13 años antes de su fallecimiento, sin embargo, fue sorprendido
por una revista) y en 1996 no tuvo más remedio que aparecer por la Cámara
de Diputados de la Nación cuando le entregaron una medalla de oro por
su trayectoria. Dante Quinterno (93) era el creador de Patoruzú, Isidoro
Cañones, Upa y otros personajes de la historieta argentina. Murió en la
madrugada del 14 de Mayo de 2003 y luego de un corto velatorio, su familia
lo inhumó en la Recoleta (Buenos Aires).
Para acercarse a los mitos que él creó, vale recordar esto: en los años
40 y 50, la revista Patoruzú vendía 300.000 ejemplares semanales. Aún
hoy la Editorial Universo, que Dante Quinterno dirigía desde su casa,
a pesar de los achaques, vende cada 20 días 45.000 ejemplares de Andanzas
de Patoruzú, Correrías de Patoruzito y Locuras de Isidoro. "Es una selección
de las mejores historietas de la época de oro" y "Estamos trabajando
en un largometraje de dibujos animados con estos personajes", dijeron
en la editorial. Quinterno nació el 26 de octubre de 1909 en Buenos Aires. Se formó como dibujante al lado de un grande, Diógenes "El Mono" Taborda. Tenía 15 años cuando empezó a publicar sus primeros trabajos en los diarios El Mundo, Crítica y La Razón.
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El 19 de octubre de 1928, el indio Patoruzú nacía en
"Las aventuras de don Gil Contento", la historieta que Quinterno publicaba
en Crítica. Se dice que el jefe de redacción, Muzio Sáez Peña, lo convenció
de que el nombre original -su indio tehuelche se llamaba Curugua Curiguagüigua-
era impronunciable; en cambio, Patoruzú hacía recordar el nombre de unas
populares pastillas de esos años. A fines de 1928, en La Razón, Quinterno
dibuja al vividor Julián de Montepío, antecedente de Isidoro Cañones.
En diciembre de 1935, ambos personajes se unen en la tira "Patoruzú" que
publica el diario El Mundo. A la izquierda vemos el dibujo de "La llegada de Patoruzú al diario El Mundo", en 1935. El 12 de Noviembre de 1936 apareció el primer
número del Mensuario Patoruzú, que se agotó en el día. Así fue naciendo
la parentela: Isidoro será hijo del coronel Cañones, Patoruzú tendrá hermanos
(la enamoradiza Patora y el ingenuo Upa), además de fieles empleados en
su estancia, el capataz Ñancul y la cocinera que deslumbra con sus empanadas,
La Chacha. Quinterno tenía 25 años y una empresa propia. Allí dibujarán
Raúl Roux, José Luis Salinas, Eduardo Ferro, Faruk, Blotta y Toño Gallo.
Dicen que René Gosciny se inspiró en "Upa" para los dibujos de sus héroes
galos, Asterix y Obelix. El 20 de noviembre de 1942 se estrenó un cortometraje de 15 minutos, "Upa en apuros", el primer dibujo animado argentino en colores. Millonario, en la década de 1950 Quinterno compró campos en Cañuelas. Lanzó la revista Dinámica Rural y tenía un auto deportivo que recordaba al de Isidoro. |
No quiso que la imagen de su indio ilustrara
los afiches de la Bienal de la Historieta porteña de 1968. Pero era difícil
olvidarlo: cuando el ex candidato presidencial Ricardo López Murphy fue
ministro de Defensa en el gobierno de Fernando de la Rúa, se ganó el apodo
de "Coronel Cañones", por sus bigotes. Cuando otros guionistas y dibujantes
empezaron a colaborar con sus revistas, Dante Quinterno les entregó un
perfil de lo que era el personaje (click aquí).
En parte de ese texto decía: " Patoruzú es el hombre perfecto, dentro
de la imperfección humana, o sea que configura el ser ideal que todos
quisiéramos ser. La bondad de este indio noble puede alcanzar límites
insospechados, pero no confundamos su credulidad y su ingenuidad con la
necedad del lelo. Generoso hasta el asombro, su inmensa fortuna es, antes
que suya, de todo aquel que la necesite. Patoruzú sale invariablemente
en defensa del débil y por una causa noble se juega íntegro, sin retaceos.
Impulsivo y arrollador, no mide los riesgos que pueda correr su integridad
física, como tampoco repara en las trampas que puedan tenderle la serie
de truhanes que le salen al paso".
Su influencia entre los dibujantes latinoamericanos es innegable. Roberto Fontanarrosa escribió de él un texto que describe en parte su influencia: "Patoruzú no era solo su sonrisa (tiene una muy linda sonrisa ese indio), su pluma, su poncho, sus ojotas y esa suerte de "proto-pantalón vaquero" arremangado que usaba. Patoruzú era quien ponía el nombre a una revista apaisada donde también podían festejarse, entre muchos, los chistes de otro gigante del humor argentino, Eduardo Ferro. Patoruzú ponía el nombre... ¡Y que nombre! Creación de un autor que hacía gala de un cuidado, una puntería y una sonoridad genial para los nombres: Isidoro Cañones, Upa, Chiquizuel, La Chacha, etc. La aparición del "Patoruzú de Oro" anunciaba, incluso, el fin de año, la Navidad, las vacaciones, el pan dulce y los cuetes. Ya más tarde, de grande, pretenciosamente crítico, estudié el dibujo de Patoruzú y descubrí que era un dibujo bárbaro, expresivo, dinámico, vital. Pienso (y no creo descubrir nada con esto) que es el gran héroe argentino de la historieta". |